jueves, 22 de noviembre de 2007

La carretera




Abro los ojos… recién me doy cuenta que no los había abierto de esta manera nunca antes. Es un nuevo plano, me cuesta reconocer la figura… se puede ver el fondo opaco, no logro diferenciar el cielo de la tierra, todo está plomo, pero hay diversos matices que puedo distinguir. Arriba una mancha de luz encegadora que podría ser el sol desfigurado, brillante, que se expande horizontal, así como si sus rayos estuvieran siendo tirados de los extremos y el calor se derrame en el viaje perdiéndose en un cielo plomizo, grisáceo, cubierto por una bruma densa, que no me deja ver más que metros más adelante. No hay algo así como un horizonte, el plomizo se expande hasta abajo mío, donde veo pasar algo así como pavimento. Me doy cuenta que estoy moviéndome, de alguna forma avanzo en este pantano de aridez, pero estoy siendo llevado… parece una carretera, el reflejo del sol rebota en el asfalto y me rodea… lentamente puedo ver ciertos objetos tras la bruma. También parecen carreteras, desparramadas, caóticas, no logro ver la conexión entre una y otra. Me siento como en un laberinto donde ninguno de mis sentidos resulta útil. Escucho solamente el ruido del viento que me contorna, suave, tibio…siento también el olor del polvo y la sequedad del entorno… observo el dispositivo desde el cual estoy sostenido y detecto que hay unas palancas que podría manejar. Me resulta difícil controlar la motricidad de mis lánguidas manos y adormecidos músculos, mis ojos se cierran ante el brillo incesante del atiborrante sol y su reflejo enceguecedor de la eterna y monótona carretera… prefiero cerrar los ojos y volver a soñar, ver los objetos claros, con límites, contornos, belleza manufacturada, cotidianidad…

Enfrentar aquella nueva realidad me resulta muy difícil aún cuando signifique tener los controles de la vida, prefiero seguir ciego a que la vida es ir a la universidad, estudiar, tratar de pasar los ramos, conversar con los amigos, descansar en el trabajo de mis padres que me mantienen, me dan un techo, comida. Hasta que llegue el momento de trabajar por mi cuenta, comprar mis cosas y creer que esa es la libertad.


4 comentarios:

checho dijo...

bienvenido amigo roy! a tirar las letras sin direccion cuando la realidad no basta.

abrazo

Ignacio Bravo dijo...

Prendiendo los motores y cruzando por la carretera el umbral,
y asi con la cosa... no?
Hermano de alma roy! por aca compartiremos otro pedazo de nuestros fragmentos!, y ahora blogueros... =P puta despues una pinturita no mas =), saludos!! y por fin conoci el blog.
NVAWUAY

Anónimo dijo...

Doctor,, lo felicito por sus palabras, movimientos..
desde la ciudad de la carreta..
un abrazo..

Carlita dijo...

No pensé verte por tan luego por estos lugares, pero bienvenido al mundo de las palabras y los versos.
Un abrazo!