La calle en mi cabeza... imborrable, solitaria, mas bien íntima. Sólo yo y ella caminando por ahí, veíamos el cielo cubierto... parecía una pintura, pisábamos la acera mojada por un rocío pasajero, el sol se escondía sensualmente en la costa a nuestras espaldas y nosotros pasábamos. Si hacía algo de frío, no importaba; mientras andábamos éramos felices, cantábamos the doors, recogíamos hojas secas, nos perdíamos en los bosques de la verde ciudad... vivíamos algo prohibido, como un último grito de la adolescencia y éramos capaces de combatir juntos al tiempo y al espacio, incluso a los astros...
Hoy releo aquella tarde que pasó y quiero hacer un salud por todo eso que pasó. Recuerdo con nostalgia, como diría un gran amigo, uno de "the best days of our lives"
jueves, 20 de diciembre de 2007
Love Street
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Estamos llenos de recuerdos, y auqnue queramos es imposible desprendernos de ellos. Pero a veces cuando el tiempo juega a favor, los buenos momentos tiñen el resto y nos permiten avanzar.
Lo bueno siempre queda, lo importante es no distorsionarlo por el rencor del último trago amargo.
Un abrazo!! Cuídate!
Chaolin =0)
Weeena Roy! Te pasaste un blog de todo un poeta!!
Cuidate!!
Publicar un comentario